Dale Recinella: De lobo de Wall Street a misionero en las prisiones
El testimonio de Dale Recinella: La 'confesión' de un capellán laico en el corredor de la muerte
Kenny, 19 años, espera su sentencia definitiva en el corredor de la muerte. Dale, 30 años, abogado de Wall Street abandona los lujos para seguir a Jesús. Dos historias de fe que se mezclan para dar vida a una parábola realista y reveladora de la misericordia.
Aleteia ha conversado con el hermano Dale Recinella, antes de recibir el premio «Custodio de la Vida«, otorgado por la Academia Pontificia para la Vida, después de la Asamblea anual que tiene lugar en el Vaticano hasta el 29 de septiembre.
Dale es un abogado, experto en economía, licenciado en la Facultad de Derecho de Notre Dame, que antes gozaba de la soleada Miami y miraba desde la cúspide profesional la bahía en un ático costoso.
Después de treinta años abandona todo. Su esposa Susan le sigue en su nuevo plan: convertirse en asistente espiritual de los condenados a muerte. El estado de Florida tiene el mayor corredor de la muerte activo de Estados Unidos. De los 320 reclusos allí, 60 son católicos. Dale conoce sus nombres, sus historias y, junto con su esposa, los acompaña todos los días hablándoles de Jesús.
Aleteia
El Evangelio de la no violencia
Así, Dale nos contó una parábola moderna del Evangelio de la no violencia, después de 30 años de misión en las prisiones de Florida:
“En la ocasión en que acompañaba espiritualmente a los condenados a muerte en una cárcel grande de Florida, en los años 90, uno de los detenidos me pidió ayuda, se llamaba Kenny. Él terminó en el corredor de la muerte a la edad de 19 años.
El jurado durante el proceso decidió darle la cadena perpetua, en lugar de ser condenado a muerte. El delito que cometió fue robar una gasolinera, mientras el propietario fue asesinado. Él escapó de la silla eléctrica apenas por el voto de un solo miembro del jurado.
Kenny y su cómplice no querían asesinar al dueño de la gasolinera. El disparo se produjo porque un perro pastor alemán salió de un armario e intentó morder a los atracadores. El hombre de la gasolinera tenía 26 años y, obviamente, fue una pérdida terrible para su familia.
Yo encontré a Kenny 10 años después, puesto que él se presentó para recibir asistencia espiritual en prisión, intenté entender que era lo que quería de mí y de la vida. Y me respondió: ‘Quiero vivir la no violencia de Jesús en la prisión‘. Yo tenía miedo por Kenny.
Porque era un prisionero famoso en todo el sistema penitenciario estatal. Era el tipo más duro de todas las prisiones a las que fue trasladado, era reconocido por ser agresivo; visto que llegaba un nuevo preso a la cárcel donde ya estaba encerrado tenía que demostrar que era duro y desafiarlo, darle una paliza.
Desde que Kenny decidió vivir el evangelio de la no violencia, este hecho ha ocurrido con todos los hombres que han venido a la prisión: Yo le dije: ‘¿Qué ha pasado? ¿Ha venido el recién llegado a buscarte?’ ‘Sí, me ha encontrado, y me ha desafiado a pelear hasta morir.’
Kenny no lo miraba como un agresor, sino como un hermano en Cristo. Él le dijo sonriendo: ‘Jesús me ha dado buenas noticias para ti hoy’. Y este otro se enfadó: ‘¿pero es que quieres aprovecharte de Jesús para salirte con la tuya?’
‘¡Oh, no hermano! Jesús me ha dado un mensaje para ti; como he decidido dedicar mi vida a Él, no morirás hoy’ (sonrisas)’ respondió Kenny a su agresor. Esta es la manera como Kenny ha recomenzado su vida.
En el momento en que él fue a la junta de libertad condicional para evaluar su caso (pese a que estás en la cárcel de por vida, en algunos lugares, tienes la posibilidad de salir en libertad condicional), los miembros eran muy escépticos, pero como siempre se había comportado tan bien desde entonces, le dieron una oportunidad.
Susan y yo lo acompañamos en su matrimonio, se casó con Cathy una esposa amorosa que le acompañaría en su misión evangelizadora tiempo después, también estaba presente en la ceremonia el otro capellán de la cárcel y obtuvo una posibilidad.
Diez años después volvió a comparecer ante el comité y había más de cincuenta personas en la sala que habían encontrado a Kenny cuando salió de la cárcel en libertad condicional. Todos ellos se presentaron para pedir a la comisión que le devolviera la libertad.
En el tiempo en que el comité votó por unanimidad para restituirle la libertad, todos en la sala empezaron a aplaudir; nunca había visto algo así. Después de esta experiencia, Kenny, como hombre libre, se ocupó de las personas que salían de la cárcel y no sabían cómo seguir viviendo.
Mientras lo hacía, había una anciana que no sabía cómo llegar al hospital y creemos que fue así como Kenny contrajo COVID. Murió el pasado mes de mayo a causa del coronavirus.
Muchas personas acudieron a su funeral para compartir la historia sobre cómo él les cambió sus vidas. La misión de la vida de Kenny era predicar el Evangelio de Jesucristo a los hombres y mujeres que estaban en prisión.
Y esta es la alternativa a la ejecución (o silla eléctrica), aunque en Estados Unidos se llame justicia restaurativa, este es el mejor ejemplo que puedo dar sobre el perdón y la misericordia», concluyó Dale con voz emocionada, ojos lucidos y una sonrisa compasiva en sus labios.
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