¿Qué dice el papa Francisco sobre pagar los impuestos?

El Pontífice ha realizado un análisis sobre los impuestos desde las enseñanzas del Evangelio.

“La Biblia no demoniza el dinero, sino que nos invita a hacer un buen uso de él, a no ser esclavos de él, a no idolatrarlo”, expresó el Papa Francisco en la audiencia privada dedicada a una delegación de la Agencia Tributaria italiana, este lunes 31 de enero de 2022.

Francisco habló de los impuestos y del dinero que – dijo – son un tema de “gran actualidad” relacionado con el “bien común” y subrayó que la fiscalidad es un medio para reducir las “desigualdades sociales”. 

En este sentido, recordó la práctica del pago de los diezmos narrada en el Antiguo Testamento. 

El Papa indicó que “el diezmo para los levitas servía para hacer madurar en la conciencia del pueblo dos verdades: la de no ser autosuficiente, porque la salvación viene de Dios; y la de ser responsables unos de otros, empezando por los más necesitados”. 

Destacó los principios de la legalidad, imparcialidad y trasparencia que se convierten en una “brújula” cuando se habla de pagar y pedir impuestos. 

Impuestos, garantía de igualdad 

“Hoy, como en los tiempos bíblicos, los recaudadores de impuestos corren el riesgo de ser percibidos” como un “enemigo del que hay que cuidarse”. 

Sin embargo, dijo que “es una tarea fundamental, porque la legalidad protege a todos”. “Es una garantía de igualdad. 

Las leyes permiten mantener un principio de equidad cuando la lógica de los intereses genera desigualdades”. 

Por eso, subrayó que la “legalidad en el ámbito de la fiscalidad es una forma de equilibrar las relaciones sociales, apartando las fuerzas de la corrupción, la injusticia y la desigualdad”.  

A menudo, dijo el Papa, ”la fiscalidad se considera como «meter las manos en los bolsillos de la gente». 

Impuestos y bien común 

En realidad, sostuvo, “los impuestos son un signo de legalidad y justicia”, pues «cuando los impuestos son justos, son para el bien común”. 

“Debe favorecer la redistribución de la riqueza, protegiendo la dignidad de los pobres y de los últimos, que siempre corren el riesgo de ser aplastados por los poderosos”.

El Obispo de Roma instó a trabajar para que crezca “la cultura del bien común, para que se tome en serio el destino universal de los bienes, que la doctrina social de la Iglesia sigue enseñando aún hoy, heredándola de la Escritura y de los Padres de la Iglesia”. 

La propiedad privada no es un absoluto 

El Papa explicó a los funcionarios italianos encargados de recaudar impuestos en uno de los países con mayor presión fiscal para los contribuyentes (42,8%) que su trabajo “parece ingrato”. 

Efectivamente,  el Papa se refirió a que molesta “a los ojos de una sociedad que “pone la propiedad privada en el centro como un absoluto y no la subordina al estilo de la comunión y el reparto para el bien de todos”. 

Sin embargo, sostuvo, “junto a los casos de evasión fiscal, pagos por debajo de la mesa e ilegalidad generalizada, se puede hablar de la honestidad de muchas personas que no eluden su deber, que pagan sus cuotas y contribuyen así al bien común”. 

El Papa dijo que la evasión de impuestos era una “lacra” social. 

“La imparcialidad de su trabajo afirma que no hay ciudadanos que sean mejores que otros en función de su afiliación social, sino que a todos se les reconoce la buena fe de ser constructores leales de la sociedad”. 

Hay una «artesanía del bien común» que debe ser narrada, porque las conciencias honestas son la verdadera riqueza de la sociedad. 

En cuanto a la imparcialidad, sigue siendo pertinente la instrucción de San Pablo a los cristianos de Roma:

«Devolved a cada uno lo que se le debe: al que se le deben impuestos, dadle impuestos; al que se le grava, dadle impuestos; al que se le teme, temed; al que se le respeta, respetadle» (13,7)”. 

El Papa afirmó que no se trata de legitimar ningún poder, sino de ayudar a cada uno a «hacer el bien ante todos los hombres» (Rom 12,17).

Los impuestos y la salud gratuita

Por otro lado, el Papa elogió la fiscalidad  que en Italia permite sostener el sistema sanitario gratuito.

Ante los representantes de este organismo del Ministerio de Economía y Hacienda, el pontífice  invitó a invertir el dinero de los impuestos para crear empleo, sostener la sanidad, la educación  y las infraestructuras públicas. 

“La transparencia en la gestión del dinero, que procede de los sacrificios de muchos trabajadores y trabajadoras, revela la libertad de espíritu y hace que las personas estén más motivadas para pagar los impuestos, sobre todo si la recaudación ayuda a superar las desigualdades, a realizar inversiones para que haya más trabajo, a garantizar una buena sanidad y educación para todos, a crear infraestructuras que faciliten la vida social y la economía”. 

Instó a que se garantice la gratuidad de la sanidad “porque no debemos caer en un sistema de sanidad de pago en el que los pobres no tengan derecho a nada…Esta es una de las cosas bellas que tiene Italia, por favor, ¡manténgala!”. 

Un llamamiento que ya había hecho tras su intervención quirúrgica en el hospital Gemelli en julio de 2021. 

La misericordia de Dios por Mateo

Asimismo recordó al odiado recaudador de impuestos Zaqueo (cf. Lc 19,1-10), de Jericó, al que Jesús fue a visitar y convirtió, escandalizando a todos, y a Mateo que era un publicano, al que Jesús llamó mientras estaba en el quiosco de los impuestos (cf. Mt 9,9-13). 

“La situación más conocida son los impuestos que los romanos exigían en la época de Jesús. Lo hacían a través de los “publicanos” que cobraban los impuestos a cambio de una importante cuota”, afirmó. 

“Legalidad, imparcialidad y transparencia”. El Papa ofreció a los trabajadores de la Agencia Tributaria estos tres puntos clave traídos de las “enseñanzas del Evangelio”, donde “no faltan referencias a los impuestos en la Biblia”. 

Los impuestos – sostuvo – forman “parte de la vida cotidiana desde la antigüedad. Todos los imperios que han gobernado en Tierra Santa, e incluso los reyes de Israel, han establecido sistemas de pago de impuestos”. 

“Caravaggio ha inmortalizado el momento en que Jesús le tiende la mano y le llama. Lo mira con misericordia y lo elige. A partir de ese momento, la vida de Mateo ya no es la misma: está iluminada y calentada por la presencia de Cristo. Es posible que Mateo haya seguido usando y administrando sus propios bienes, y tal vez los de los demás, pero ciertamente con una lógica diferente: la del servicio a los necesitados y la de compartir con sus hermanos, como le enseñó el Maestro”. 

Al final, el Papa encomendó a los recaudadores de impuestos a “San Mateo” para que les guíe en el “camino de la legalidad, la imparcialidad y la transparencia”. 

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