El Papa a los eslovacos: Construyan la paz con gestos cotidianos de caridad acogedora

Francisco recibió en audiencia en el Vaticano a un numeroso grupo de peregrinos eslovacos llegados a Roma para agradecerle por su visita al país en septiembre, durante la que se sembraron “muchas semillas excelentes” que la Iglesia local se propone hacer fructificar hoy también a través de la acogida de los refugiados ucranianos. El aliento del Papa a seguir trabajando por la paz, incluso con estos gestos

“Llevo en el corazón nuestros encuentros del pasado septiembre”: comienza recordando su viaje apostólico a Bratislava el Papa Francisco, al dirigirse esta mañana en el Aula Pablo VI a unoss 2.500 mil peregrinos eslovacos llegados a Roma para agradecerle por esa visita, en la que pudo ver “cómo la Iglesia de Eslovaquia vive la riqueza de la diversidad de los ritos y de las tradiciones, como un puente que une el Occidente y el Oriente cristianos”.

Caminar en el estilo del encuentro

“Su pueblo es muy unido a la sede de los Santos Pedro y Pablo” les dice a continuación el Papa, notando la presencia numerosa de los peregrinos en la audiencia y les manifiesta que su intención al encontrarlos es la de animarlos a “caminar en el estilo del encuentro, todos juntos”: jóvenes, familias, ancianos y las diferentes comunidades que forman parte de la sociedad. Por ello, les indica cómo hacerlo:

La cultura del encuentro se construye en la búsqueda de la armonía entre las diversidades, una armonía que requiere acogida, apertura y creatividad. En la raíz de este estilo de vida está el Evangelio, está el Espíritu Santo. Pero sabemos que en la historia y en la vida concreta esta armonía se ve a veces herida por nuestros pecados y limitaciones. Por eso, durante mi visita, también rezamos por la curación de las heridas. Por favor, ¡no se cansen de invocar al Espíritu Santo, que es el creador de la armonía y el bálsamo de las heridas.

La solidaridad del pueblo eslovaco hacia los refugiados ucranianos

Francisco prosigue su discurso relatando que supo que la gran alfombra utilizada para el escenario durante el encuentro con la comunidad romaní en Košice fue cortada y distribuida entre las familias del barrio para ser utilizada en el ingreso de las casas para la acogida. Recordando que a su llegada fue recibido con el pan y la sal, explica que la sal de la acogida, se refiere a “la sal del Evangelio”. Una acogida que hoy se ha vuelto a manifestar en el “contexto trágico de la guerra”:

En los últimos meses, muchas de sus familias, parroquias e instituciones han acogido bajo su techo a mamás con niños de familias ucranianas obligadas a separarse para salvarse, llegadas con su pobre equipaje. Al mirarles a los ojos, son ustedes testigos de cómo la guerra hace violencia a los lazos familiares, priva a los hijos de la presencia del papá, de la escuela, y deja a los abuelos en el abandono. Los exhortos a seguir rezando y trabajando por la paz, que se construye en nuestra vida de cada día, también con estos gestos de caridad acogedora.

Prosiguiendo su discurso, el Pontífice evidencia la solidaridad del pueblo eslovaco que se extiende “no sólo con sus hermanos vecinos, sino también con los que están lejos, como los de Cuba”. Y subraya que quien acoge a un necesitado “no sólo hace un acto de caridad, sino también de fe, porque reconoce a Jesús en el hermano y en la hermana”.

Contruir puentes de fraternidad

“Que su sal no pierda nunca el sabor”, les dice, “renovándose siempre al extraer la linfa vital de las raíces” y a custodiar la herencia de los “Santos Cirilo y Metodio”:

Los invito a custodiar y cultivar siempre esta herencia, para construir puentes de fraternidad junto a todos los pueblos que se nutren de las mismas raíces de la evangelización de Europa, con los dos pulmones del cristianismo, de los que hablaba el Santo Papa Juan Pablo II.

Finalmente, agradeciéndoles por su fidelidad a Cristo, se dirige a Nuestra Señora de los Siete Dolores, Patrona de Eslovaquia:

Que sea para ustedes la Mamá que los acompaña siempre en el camino y les enseña a consolar y a llevar esperanza. Esa esperanza que no defrauda y que tiene un nombre: Cristo resucitado. ¡Christos voskrese!

El saludo de Monseñor Zvolenský al Papa

«Como primer fruto de su predicación en Eslovaquia, Santo Padre, inmediatamente después de su visita, los eslovacos estaban deseosos de mostrar su solidaridad con sus hermanos y hermanas de familias desfavorecidas», dijo al Papa monseñor Stanislav Zvolenský, presidente de la Conferencia Episcopal Eslovaca y arzobispo metropolitano de Bratislava, al comienzo del encuentro de esta mañana. Explicando que habían elegido un país lejano -al igual que el Señor había llamado al Papa Francisco desde lejos- para estar cerca de las necesidades de las personas a través de una colecta nacional.

Monseñor Zvolenský habló de los esfuerzos actuales para proporcionar «asistencia social y espiritual» a los refugiados ucranianos, miles de los cuales también han huido a Eslovaquia. «Algunas de nuestras hermanas de Ucrania están hoy aquí con nosotros, junto con niños que han huido de los horrores de la guerra», continuó, «también están aquí con nosotros representantes de la comunidad romaní, muchos de nuestros ancianos, enfermos, discapacitados. La presencia del Papa y sus palabras en Eslovaquia «han sembrado muchas semillas excelentes», dijo, asegurando que la Iglesia local se esfuerza ahora por cultivarlas «para que den buenos frutos».

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