¿No se puede desear ser ricos?, el Papa responde en el Ángelus

El papa Francisco, que volvió a presidir el Ángelus en la Plaza de San Pedro después de su viaje apostólico a Canadá de seis días predica sobre la codicia: “¡Cuántos intereses hay detrás de una guerra!”.

El papa Francisco ha llamado este domingo a “servirse de las riquezas sí”; “servir a la riqueza no: es idolatría, es ofender a Dios” en su mensaje desde la ventana del Palacio Apostólico. Y lamentó los muchos intereses económicos que hay detrás de una guerra y del comercio de armas.

“Entonces -podríamos pensar- ¿no se puede desear ser ricos? Por supuesto que se puede, es más, es justo desearlo, es bueno hacerse rico, ¡pero rico según Dios! 

Dios es el más rico de todos: es rico en compasión, en misericordia. Su riqueza no empobrece a nadie, no crea peleas ni divisiones. Es una riqueza que ama dar, distribuir, compartir”.

Lo dijo el Papa al comentar el Evangelio de la Liturgia de hoy, que narra de un hombre que dirige esta petición a Jesús: «Maestro, dile a mi hermano que comparta la herencia conmigo» (Lc 12,13).

Francisco, 85 años, lució sonriente y volvió este domingo, 31 de julio, a presidir el Ángelus en la Plaza de San Pedro después de su viaje apostólico a Canadá de seis días, cuando el domingo pasado rezó la oración mariana pocos minutos después del despegue del avión junto a 76 periodistas que le acompañaban. 

La riqueza de Dios…

El papa invitó a luchar espiritualmente contra la codicia que se puede anidar en el corazón de cada hombre y en los líderes de las naciones: 

Hermanos, hermanas, acumular bienes materiales no es suficiente para vivir bien, porque -repite Jesús- la vida no depende de lo que se posee (cf. Lc 12,15)”, expresó. 

Y agregó: “En cambio, depende de las buenas relaciones: con Dios, con los demás y también con los que tienen menos. Entonces, nos preguntamos: ¿cómo quiero enriquecerme? ¿Según Dios o según mi codicia? Y volviendo al tema de la herencia, ¿qué herencia quiero dejar? 

¿Dinero en el banco, cosas materiales, o gente feliz a mi alrededor, buenas obras que no se olvidan, personas a las que he ayudado a crecer y madurar?”. 

Que la Virgen nos ayude a comprender cuáles son los verdaderos bienes de la vida, los que permanecen para siempre”, expresó el Papa ante los fieles y peregrinos presentes en Roma, a pesar de las altas temperaturas en la ciudad eterna (34º grados) especialmente a medio día. 

Digo «altar» porque los bienes materiales, el dinero, las riquezas pueden convertirse en un culto, en una verdadera idolatría.

“¡Cuántos intereses hay detrás de una guerra!”. 

El Papa agradeció a quienes hicieron posible su 37º viaje apostólico a Canadá (24-30 de julio). En especial se refirió a las autoridades civiles, eclesiales y a las comunidades indígenas del país.

Precisamente, el Papa comentando el Evangelio explicó que la codicia también es una “enfermedad peligrosa” que golpea a la sociedad.  

“Por su culpa hemos llegado hoy a otras paradojas, a una injusticia como nunca antes en la historia, donde unos pocos tienen mucho y muchos tienen poco o nada

Pensemos también en las guerras y los conflictos: el ansia de recursos y riqueza está casi siempre implicada. ¡Cuántos intereses hay detrás de una guerra! Sin duda, uno de ellos es el comercio de armas”. 

Asimismo, el Pontífice afirmó que durante su “peregrinaje penitencial” no ha dejado de pensar y rezar por la martirizada Ucrania para que haya una solución inmediata y callen las armas. 

Por último, saludó a sus correligionarios jesuitas porque cada 31 de julio la Iglesia Católica celebra la fiesta de San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús de Jesús. 

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