China: el Papa Francisco erige una nueva diócesis

La nueva diócesis abarca toda la prefectura-ciudad de Weifang que tiene una superficie de más de 16 mil kilómetros cuadrados y una población de más de 9.3 millones de habitantes, de los cuales, seis mil son católicos

Cuatro días después de la consagración del nuevo obispo de Zhengzhou, el 29 de enero de 2024 tuvo lugar otra consagración episcopal en China, según anunció el mismo día la Oficina de Prensa de la Santa Sede. Monseñor Antonio Sun Wenjun, nacido en 1970 y educado en Irlanda, se convirtió en el primer obispo de la diócesis de Weifang. Este octavo nombramiento vinculado al acuerdo de 2018 parece marcar una señal de mejora en las relaciones entre Roma y Pekín.

La decisión se remonta al 20 de abril de 2023, pero no se hizo pública hasta el 29 de enero, más de nueve meses después: el Papa Francisco ha decidido suprimir la prefectura apostólica de Yiduxian, erigida por Pío XI en 1931, y erigir la nueva diócesis de Weifang, sufragánea de Jinan, en la provincia de Shandong.

El territorio de esta nueva diócesis abarca toda la prefectura-ciudad de Weifang. Esta metrópoli del noreste de China tiene una superficie de más de 16 mil kilómetros cuadrados y una población de más de 9.3 millones de habitantes. La pequeña minoría católica cuenta con unos seis mil miembros, atendidos por diez sacerdotes y seis monjas, según la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

El primer obispo de Weifang, monseñor Antonio Sun Wenjun, fue ordenado el 29 de enero «en el marco del Acuerdo Provisional entre la Santa Sede y la República Popular China». Nacido en noviembre de 1970, el nuevo obispo se formó en el seminario de Sheshan, en Shanghai, de 1989 a 1994. Fue ordenado sacerdote en Pekín en 1995, y ejerció el ministerio pastoral en Shandong de 2005 a 2007. De 2007 a 2008 viajó a Irlanda para completar su formación, y desde 2008 trabaja como sacerdote en Weifang.

La compleja reunificación de la Iglesia católica en China

La decisión de crear una diócesis por derecho propio, incluso para una pequeña comunidad, puede entenderse como un deseo de anclar esta pequeña realidad católica dentro de un perímetro estable y un ecosistema específicamente chino, ya no vinculado a congregaciones misioneras percibidas por el gobierno como portadoras de un riesgo de injerencia exterior.

A la inversa, el estatuto de «prefectura apostólica», un distrito eclesiástico que puede ser administrado por un simple sacerdote, pretende ser temporal, con Roma a la espera de que se forme un clero autóctono capaz de dirigir la Iglesia local.

La gran mayoría de las prefecturas apostólicas de la Iglesia católica en todo el mundo se encuentran en China continental. De las 39 prefecturas apostólicas enumeradas en el Anuario Pontificio 2023, 29 estaban en China, pero todas estaban oficialmente vacantes, ya que los responsables de mediados del siglo XX no habían sido reemplazados tras las persecuciones de la era maoísta y la expulsión de los misioneros.

No obstante, la Iglesia católica pudo reanudar ciertas actividades con la relativa relajación de las condiciones de libertad religiosa a partir de los años 70, bajo la presidencia de Deng Xiaoping, con diversos grados de libertad o clandestinidad según las regiones.

La coexistencia de una Iglesia que se niega a aceptar el régimen y la Asociación Patriótica de Católicos Chinos, bajo la supervisión del Partido Comunista Chino, ha sido durante mucho tiempo fuente de confusión, alternando las distintas comunidades la hostilidad y la cercanía, según el lugar y el momento. Por ello, el acuerdo pastoral de 2018 entre China y la Santa Sede sobre los nombramientos episcopales pretendía establecer una jerarquía única reconocida por ambas partes.

Pero esta evolución fue experimentada dolorosamente por la tercera parte afectada, la Iglesia llamada «subterránea» o «clandestina», muchos de cuyos miembros se sintieron engañados por este acuerdo, que podría legitimar la vigilancia del Partido Comunista Chino sobre las actividades de la Iglesia católica, o incluso una forma de entrismo. El cardenal Joseph Zen, obispo emérito de Hong Kong, se ha opuesto vehementemente al acuerdo, denunciando lo que considera una actitud demasiado conciliadora de la diplomacia papal hacia el régimen comunista.

Aunque renovado en 2020 y 2022, este acuerdo ha dado durante mucho tiempo pocos frutos visibles. En los últimos meses, sin embargo, varios nombramientos episcopales han contribuido a desbloquear la situación en algunas diócesis. El 25 de enero, el padre Taddeo Wang Yuesheng fue ordenado obispo de Zhengzhou con la aprobación del Papa Francisco. Se trataba del séptimo nombramiento «bilateral» de un obispo desde que China y la Santa Sede firmaron el acuerdo en 2018.

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Una «confrontación respetuosa» entre Roma y Pekín

En julio de 2023, la Santa Sede también nombró formalmente obispo de Shanghái a monseñor Joseph Shen Bin, que había sido trasladado a esta importante diócesis tres meses antes por las autoridades chinas, sin el acuerdo de Roma. Interrogado por los medios vaticanos, el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado de la Santa Sede, explicó que el Papa Francisco había querido «aclarar la irregularidad canónica surgida en Shanghái, para el mayor bien de la diócesis y el ejercicio fructífero del ministerio episcopal del obispo».

El cardenal Parolin aseguró que la Santa Sede tiene la intención de llevar a cabo «un diálogo abierto y una confrontación respetuosa con la parte china», precisando que para que «Jesucristo pueda ‘hacerse chino con los chinos’, es necesario superar la desconfianza hacia el catolicismo, que no es una religión que deba considerarse ajena -todo lo contrario- a la cultura de este gran pueblo».

El 3 de septiembre de 2023, al final de la Misa celebrada en Mongolia en presencia de numerosos peregrinos de China, el Papa Francisco envió una señal a las autoridades chinas invitando a los católicos de China a ser «buenos cristianos» y «buenos ciudadanos».

El 30 de septiembre, la creación como cardenal del obispo de Hong Kong, Stephen Chow, conocido por su tacto diplomático, supuso un respaldo explícito a su política de acercamiento a Pekín. En abril de 2023, fue a reunirse con su homólogo en la capital china, el obispo Joseph Li Shan, quien a su vez visitó la antigua colonia británica en noviembre, allanando el camino para la cooperación entre ambas diócesis.

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